Mientras triunfan los valores del deporte y la competición deportiva, el sedentarismo se ha convertido en parte del estilo de vida del siglo XX. Los cambios en el modelo productivo, la urbanización, las nuevas formas de ocio pasivo y definitivamente, el uso intensivo del automóvil, han provocado el aumento descontrolado de enfermedades. Son dolencias asociadas a la falta de actividad física como las cardiopatías, la hipertensión, la diabetes tipo 2, algunos tipos de cáncer, osteoporosis o enfermedad mental como estrés, ansiedad o depresión y, por supuesto, sobrepeso y obesidad.
Salud y bicicleta
Por eso, es urgente integrar la actividad física en la rutina diaria de niños y adultos para lograr que las personas tengan un estilo de vida activo y saludable. Y la base de la vida activa diaria de cualquier individuo es precisamente la movilidad. Moverse de un lugar a otro es la mínima actividad común a todas las personas, independientemente del trabajo que realicen. Y, por tanto, promover los desplazamientos en bicicleta debería ser un pilar de los programas de salud pública y medicina preventiva.
Además, promover la movilidad activa tiene enormes ventajas más allá de la salud física y psíquica. Es beneficioso para el conjunto social y el medio ambiente, ya que supone reducir el consumo de combustibles fósiles, la contaminación y las emisiones de CO2.
Además, evita traslados motorizados, reduce la congestión viaria, el ruido y el peligro en las calles, contribuyendo a generar entornos urbanos más amables y saludables que son, a su vez, la condición imprescindible para que se dé ese estilo de vida activo y saludable.
Caminar o la bicicleta, beneficio para todos
El 47% de los viajes en coche que se realizan en las ciudades podrían sustituirse por caminar, andar en bicicleta o el transporte público, sin ninguna inversión en infraestructuras. Con inversión, el potencial es mucho mayor y su impacto en la salud pública sería muy importante.
En las ciudades de tamaño medio, los ciudadanos podrían hacer hasta el 78% de sus viajes más comunes de menos de 8 kilómetros caminando, en bicicleta o en transporte público.
Tres kilómetros caminando o unos 8 kilómetros en bicicleta equivalen a 30 minutos de actividad física moderada, el mínimo recomendado para adultos (para los niños, el mínimo recomendado, sería la mitad).
Rehumanizar las ciudades
En la última década hay una tendencia a rehumanizar la ciudad dando más espacio a las personas frente al tráfico motorizado que llega a ocupar hasta el 70% del espacio público. Se ha visto la necesidad de recuperar espacios accesibles y bien comunicados que promuevan el ocio activo y entornos que faciliten los desplazamientos sostenibles y la accesibilidad con aceras anchas y espacios seguros para bicicletas, como alternativa al uso abusivo e irracional del automóvil. Planificar las ciudades para favorecer la caminabilidad (walkability), la conectividad y entornos amigables en los espacios de tránsito, ocio y encuentro tiene ventajas indudables en términos de salud individual, física y mental.
En este escenario la bicicleta se convierte en más que un símbolo de un mundo mejor. Su eficiencia en tiempo, su comodidad y los ahorros que proporciona la convierte en el vehículo que reinará en las ciudades del futuro. Los valores de las “ciudades inteligentes” se encarnan en el usuario de la bicicleta. Y esa transformación del espacio urbano, con la figura de la bicicleta en el centro, va a facilitar ciudades más humanas, donde la gente tiene mejor calidad de vida, es más feliz, enferma menos y consume de forma responsable.
Si quieres saber más información sobre formas de vida saludable no te pierdas nuestro post con 5 consejos para llevar un estilo de vida saludable. En Asana también te contamos 11 razones para andar en bici.
Autor: Carlos Rodríguez
Director de la Campaña 30 Días en Bici